En ocasiones he tratado a familias enteras en terapia. La familia se compone de varios miembros y cada uno desarrolla un rol, sea consciente de ello o no. Además, si tenemos en cuenta que cada integrante está en un punto distinto de evolución, es normal que se den conflictos y casos que hay que resolver de una manera constructiva para que todos salgan beneficiados.
A veces una familia viene a mi consulta en busca de asesoramiento y mediación. Por tanto, la terapia puede centrarse con una o dos personas de la misma, que normalmente es el padre y la madre en representación de todos. Otras veces, para determinadas cuestiones se incorporan más miembros de la familia, siempre y cuando este acto sea voluntario y sea para sumar. A más colaboración familiar, más facetas o puntos de vista se ven del mismo acontecimiento y, por tanto, mayor efectividad se consigue en la terapia.